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La vida como un Dios

La vida como un Dios
La vida como un Dios

Libro encontrado en la colección Carlyle de Nueva York.

Cuero sobre madera, en cuarto crown, 19cm x 13cm; sin numerar, pero cerca de 160 páginas; una narración olográfica (es decir, escrita a mano por el autor) por un tal Montgomery Crompton que lleva el título de La vida como un dios sobre un frontispicio pobremente realizado en falso estilo egipcio. El texto es descuidado y errático en tinta marrón o negra, a veces decolorada. El libro no fue encuadernado profesionalmente y el lomo se está separando en algunos lugares.

Lectura

Lectura por encima

La obra pretende ser el diario de Montgomery Crompton, un soldado y artista británico, a pesar de que en realidad es más una autobiografía. Sus primeras páginas narran su vida como miembro de la aristocracia terrateniente en el norte de Inglaterra, hasta que es enviado en 1801 a Egipto? bajo las órdenes del General Sir Ralph Abercrombie. Gravemente herido en combate, se recuperó después de varias semanas de una fiebre muy alta y una serie de lo que él dice eran visiones sobrenaturales.

Permaneció en Egipto para recuperarse, iniciándose en un culto secreto. Afirmando haber perdurado desde la antigüedad, el culto adoraba una figura mítica conocida como el “Faraón Negro”, un gobernante olvidado del antiguo Egipto del que se decía que poseía poderes mágicos, posiblemente divinos. Como miembro del culto, Crompton presenció y participó en actos de tortura, asesinato y violaciones, así como en ceremonias mágicas extrañas, todo ello actos de adoración a este Faraón Negro (a veces llamado “Nivrin Ka”).

En 1805 regresó a Gran Bretaña donde, instalándose cerca de Liverpool?, él y un grupo de otros conversos británicos intentaron reproducir el culto y sus ritos depravados, antes de ser detenidos por las autoridades locales, cuyos nombres no menciona pero a quienes condena en tono burlón. Aparentemente Crompton compuso esta obra mientras se encontraba encarcelado en un manicomio. Incluso con una lectura rápida por encima, es evidente que el autor estaba loco y era un asesino sádico propenso a delirios megalómanos, el principal de los cuales consistía en que lograría convertirse en un dios a través de sus prácticas ocultistas.

Lectura en detalle

Esta obra recoge las palabras enloquecidas de Montgomery Crompton, un soldado inglés, artista y devoto miembro de la llamada “Hermandad del Faraón Negro”. Crompton detalla brevemente su vida antes de partir hacia Egipto? como parte del ejército del General Abercrombie. El hijo más joven de un miembro menor de la nobleza y parte de una extensa pero bien considerada familia de Lancashire, Crompton fue un mal estudiante, expulsado de la Universidad de Edimburgo por su frecuente hábito por la bebida y el juego, así como por exabruptos violentos en público. En contra de los deseos de su familia, Crompton decidió desarrollar una carrera como pintor, pero lo único que logró fue malgastar su mísera pensión en licor y juegos de azar.

La madre de Crompton convenció a su padre para que, en lugar de desheredarle, adquiriera para él una comisión en el ejército, con la esperanza de que lo viera como una oportunidad de hacer algo de provecho con su vida. Crompton aceptó la comisión de mala gana y, excepto por el hecho de que finalmente le llevó a establecer contacto con su nuevo amo, el autor muestra un desprecio infinito respecto al tiempo que pasó en el ejército. Enviado a Egipto junto a su regimiento, el 28º de Gloucestershire, Crompton fue herido en la cabeza por un sable de caballería francés en la batalla de Alejandría. Durante varias semanas Crompton languideció, bordeando la muerte, un tiempo durante el cual afirma que tuvo por primera vez visiones del ser al que acabaría conociendo como el Faraón Negro. Este ser le habló y le dijo a Crompton que Él era el único y verdadero Dios, y que todas las demás deidades no eran más que falsos dioses o meros reflejos de su gloria.

Tras recuperarse, Crompton viajó a El Cairo donde se entregó a grandes cantidades de opio en un intento por reconectar con este nuevo dios. En lugar de eso lo que logró fue ponerse en contacto con un grupo de expatriados británicos de similar inclinación, según él gracias a visiones en sueños, los cuales le iniciaron en la Hermandad del Faraón Negro mediante una serie de orgías y rituales sanguinarios. Crompton se explaya ampliamente sobre la maravilla, belleza y verdad de su nueva fe – pero la mayor parte de lo que narra son ritos y rituales capaces de conmocionar y revolver el estómago del lector más encallecido.

Se cuentan los detalles específicos de los rituales del grupo, tales como la naturaleza sagrada de la luna nueva que Crompton compara con “la cara del Faraón de la Oscuridad vigilando el mundo”, así como ritos orgiásticos regulares y ritos mensuales de sacrificios humanos. También se discuten en detalle varias bestias terribles, incluyendo obscenidades sulfurosas mitad caballo y mitad murciélago, sinuosas serpientes aladas, o repugnantes y aborrecibles flautistas, amorfos e indescriptibles; y lo más espantoso es que estas criaturas se describen en el contexto de ser testigos e incluso partícipes de ambos tipos de rituales. También se describen los símbolos de la secta, incluyendo el ankh invertido y una especie de garrote rematado en un clavo metálico. No hay ningún registro de los rezos o invocaciones específicos del grupo, pero el texto está lleno de himnos rapsódicos alabando la grandeza del Faraón Negro, incluyendo una multitud de títulos honoríficos así como lo que aparentemente es su nombre egipcio, Nevrin Ka – o en ocasiones Nefrin o Nephrin Kha, la ortografía de Crompton es inconstante.

A pesar de que Crompton reconoce que tanto él como un cierto número de sus compañeros de la Hermandad regresaron a Inglaterra en algún momento alrededor de 1805 con el propósito de expandir el culto a su oscuro dios, se niega en redondo a dar demasiado detalle al respecto, aseverando crípticamente:

el aire de la noche conoce mejor los ritos y alabanzas que fueran proferidos por nuestros labios, y la siempre creciente corriente carmesí conoce nuestras ofrendas, pero ninguna argucia ladina me instará a traicionar a mis Hermanos aún libres de segar la cosecha de los campos sin desbrozar de Gran Bretaña.

En varias ocasiones Crompton recibe visiones de los tiempos del reinado del Faraón Negro, incluyendo una audiencia personal con el mismo dios en su sala del trono. Crompton proclama apasionadamente y con frecuencia que está tanto cuerdo como destinado a la divinidad inmortal. Por ejemplo, en un párrafo en que asegura vehementemente que está “más en mis cabales que ningún otro hombre”, para afirmar poco después que “caminaré con mi Señor como un dios sobre las cenizas de los Imperios de los Hombres cuando hasta el mismo Cielo será sometido y la Luna invalidada.” Crompton está indudablemente loco.

Extractos

Primer extracto

El hombre que se alzaba ante mí era de tez morena, pero con un porte altivo digno de un emperador. Extendió una mano para tocar mi mejilla, mi herida aullando de agonía hasta que la acarició, limpiando mi dolor. Él me habló, en voz baja, con una voz como la de una madre hablándole a un niño de pecho. Me habló de su gran plan, que derrocaría el gobierno del Hombre cambiándolo por el gobierno de los verdaderos Dioses, y cómo podía servirle. Yo sabía en el fondo de mi corazón que este era el propósito que había buscado durante tanto tiempo, que en Su servicio, me volvería puro y santificado, y que los que me habían agraviado tan grandemente serían postrados y humillados. Lloré de alegría y le prometí que le serviría de buen grado.

Segundo extracto

El mendigo fue sujetado firmemente por mis hermanos y yo, con los ojos llorando de alegría, le golpeé poderosamente con el mazo sagrado una y otra vez, hasta que perdió la conciencia a causa del dolor y sus extremidades se quebraron, inútiles. Lleno de mudas alabanzas por Aquel que Mora en la Sombra antes de que venga la luz, le di la vuelta en mis manos y perforé el corazón del desgraciado con el clavo de bronce. Su grito de agonía se apoderó de mí y renací como un Hermano pleno y servidor del Faraón de las Sombras.

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Libros